¿Quién no ha dicho, pensado o gritado alguna vez: por qué no me dediqué a otra cosa? Este post va dedicado a todos ellos, los que en alguna ocasión han desayunado con la mirada perdida mientras planeaban la aniquilación de la raza humana, empezando por los clientes y terminando por los ejecutivos de cuentas. La ejecución de todos los seres humanos a excepción de los diseñadores, claro.
Vamos a repasar situaciones comunes que muchos diseñadores hemos vivido. Atención para estudiantes y futuros diseñadores: podéis seguir con sus estudios en diseño, o leer este post y huir del país. Siempre puedess empezar una nueva vida con una identidad falsa y un trabajo de verdad. Aquí va nuestro TOP 5:
1. DISEÑAR CON UN CLIENTE/JEFE EN EL HOMBRO
Es difícil trabajar sintiendo su aliento en la nuca, sus ojos clavados en la pantalla, y sus enriquecedores comentarios tipo: Échalo pallá, Un poquito a la derecha, Más a la izquierda, Ponlo en negrita, Eso no se entiende, Busca una tipografía más fresca; Tipo Mr. Wonderful, Demasiado moderno.
2. EL FEEDBACK DE LA EJECUTIVA DE CUENTAS
Ya has terminado tu diseño y decides enviarlo a cuentas. Es hora de disfrutar de esos minutos de gloria y satisfacción tras el trabajo bien hecho. Concretamente unos 3 minutos. Es el tiempo que tardas en recibir el email del ejecutivo de cuentas de turno con su feedback. Es hora de leer frases como: Muy chulo, pero no lo veo, A mí me gusta, pero al cliente no lo va a gustar, Ponle más cariño, que este cliente es muy importante, Está bien, pero pásame 3 propuestas más y que el cliente elija, así no nos complicamos, No lo entiendo, No me deja verlo, pásame un JPG.
3. HACER UN PEQUEÑO ESFUERZO
Es muy frecuente que en tiempos con picos altos de trabajo (en agencia el promedio es de 340 días al año) te pidan que hagas un esfuerzo. Eso significa que has de quedarte horas extra, ya que hay un proyecto importante entre manos y no se puede fallar. El cliente es Dios, y tu diseño la ofrenda. Ha de llegar a tiempo para que Dios no se enfade y nos fulmine con su ira. Es tiempo de oír cosas como: Esto es lo que tiene nuestro trabajo, Si perdemos esta cuenta… (No podrán renovarte el contrato), He intentado cambiar la reunión (miente mientras suspira), Mañana puedes entrar un poquito más tarde (exactamente 15 minutos más tarde), Me da igual, esto tiene que salir, ¿Qué haces este fin de semana?
4. LA RESPUESTA DEL CLIENTE
Has superado las críticas del departamento de cuentas y finalmente tu diseño llega al cliente. Es ahora cuando recibes su feedbak, exactamente 15 minutos antes de acabar tu jornada laboral. Te pones nervioso porque una parte de ti te dice que algo va mal. Empiezas a leer el mail, esperanzado al principio, pero poco a poco tu ira va in creciendo porque lees cosas como: Creo que no me habéis entendido, Me gusta mucho, ¿podría ver otra opción?, Ponlo en azul, que el morado no se entiende, Usa la tipo de la opción 1, con el color de la opción 2 y el claim de la opción 3. Por lo demás genial, Me gusta el logo, pero pásame 20 o 30 mockups para hacerme una idea de cómo quedaría, Está muy bien, pero al final nos quedamos con lo que teníamos, Pásamelo en powerpoint para que podamos editarlo nosotros.
5. LA FRUSTACIÓN Y ENVIDIA PROFESIONAL
Cuando tienes algo de tiempo libre decides ver qué hacen otros diseñadores o estudios de diseño. Entonces te arrepientes al instante. Ves trabajos brillantes, diseños espectaculares por los que matarías con tal de tenerlos en tu portfolio. Es inspirador, pero al mismo tiempo desalentador, porque descubres que nunca podrás hacer cosas así, al menos no en tu trabajo actual. Entonces en tu cabeza oyes cosas como: Normal, tendrán mucho tiempo para hacerlo, Si yo hiciera algo así, nunca lo aprobarían, Tampoco es para tanto, yo podría hacerlo mejor (sí, todos nos venimos arriba), A esos querría ver yo en una agencia, Mañana actualizo mi portfolio, Todo eso son truchos, Eso ya lo he visto yo antes, Eso se parece mucho a…, Les voy a seguir en Linkedin, a ver si…